“Elatea es la más grande de las ciudades focidias después de Delfos.” (Pausanias. Descripción de Grecia. Libro X. 34,1)

Se toma la autovía Atenas – Lamía y nos salimos en el enlace de Tebas. En Tebas se toma la carretera con dirección a Livadiá. Pasado el acceso a Livadiá se llega a Queronea y después, en la localidad de Katálima, una intersección nos lleva a la ciudad de Elatea. Penetrando en la ciudad, una carreta con dirección este (al principio) y norte (después) nos lleva al cementerio micénico que se encuentra a 2 km de la ciudad.

El entorno de Elatea fue ocupado desde el sexto milenio a.C. De acuerdo con la tradición que refiere Pausanias, la ciudad de Elatea tomó su nombre del mítico rey Élatos, hijo de Arcade, rey de Arcadia, quien acudió en ayuda de los focidios contra los flegias que se había adueñado del santuario de Delfos. Los focidios, para agradecerle su ayuda, le concedieron la región frente al Parnaso. Élatos permaneció, pues, en Fócide y fundó la ciudad homónima. De acuerdo con otra versión, el nombre proviene de los abetos (έλατα) que entonces abundaban en la montaña que se extiende sobre la antigua ciudad. Fue, después de Delfos, la ciudad más grande de la antigua Fócide. Su esplendor se localiza durante los periodos helenístico y romano. La ciudad estaba construida en una fértil llanura, en una situación que controlaba el antiguo Ελατικό Πεδίο, un paso estrecho que comunica la antigua Nárika, las Termópilas y la antigua Elatea. Era antiguamente una de las ciudades locrias más importantes. Más tarde se sumó a la Liga Focidea llegando a ser la ciudad más poderosa. Debido a su posición, participó en todos los grandes conflictos de la antigüedad siendo destruida varias veces y reconstruida en cortos periodos de tiempo. En el 480 a.C., después de la caída de las Termópilas, sufrió el ataque de Jerjes, quien incendió la ciudad. En el 436 a.C. volvió a ser destruida por un terremoto. En el 374 a.C., los tebanos al mando de Pelópidas pusieron cerco a la ciudad, pero gracias al estratego Ονόμαρχος la ciudad consiguió salvarse. En el 339 a.C. fue ocupada por los macedonios al mando de Filipo II, el cual la amuralló y la utilizó como base en su campaña contra el sur de Grecia. Después de la retirada macedonia la ciudad ocupó el puesto preponderante que tenía en la antigua Fócide. En 198 a.C. fue ocupada por los romanos y en 195 a.C. se proclamó ciudad libre, aunque opuso resistencia, sin resultado positivo, al general romano Tito Flaminio.

Los más antiguos testimonios arqueológicos de la región provienen de los asentamientos neolíticos que investigaron Σωτηριάδης y Weinberg en la cuenca del Kifisós beocio, mientras que entre el 1985 al 1992 la colaboración entre el Servicio de Arquelogía y la Universidad de Salzburgo tuvo como fruto el descubrimiento de un extenso cementerio. La acrópolis de la antigua ciudad se encuentra en el paraje denominado Αλωνάκι. Se conservan únicamente pequeños restos de las murallas. Tanto dentro del antiguo recinto como en sus alrededores se pueden ver restos de los edificios de la ciudad. El cementerio micénico es extenso y se encuentra cerca de la acrópolis, en las laderas occidentales de la colina. Estuvo en funcionamiento desde el siglo XIV a.C. hasta el periodo protogeométrico (siglo IX a.C.), con especial esplendor en el siglo XII a.C. Es importante porque demuestra la extensión de la cultura micénica a zonas periféricas y su supervivencia después de la caída de los grandes palacios. La excavación del cementerio comenzó en 1985 y continuó, a partir del 1987 con la colaboración de la Universidad de Salzburgo. Las tumbas contenían varios enterramientos con ricas ofrendas y junto a los cadáveres se localizaron huellas de sacrificios y cremaciones. El cementerio contiene un total de noventa y cuatro tumbas de las cuales 85 pertenecen a la época micénica, presentando orientación N – S. Diez de las tumbas mejor conservadas se han cubierto por un tinglado y pueden visitarse. Los restos del templo de Atenea Kranaia se conservan en las laderas del monte Καλλίδρομον, 4 km al noroeste de la ciudad, hacia el lado de Ζελίος (paraje Τσούκα). Viajeros de los siglos XVIII y XIX como G. Wheler, E. Dodwell, H.G. Lolling y J.G. Frazer hablaban ya de la existencia del templo de Atenea Kranaia. Las excavaciones en el lugar empezaron en 1883 por el arqueólogo francés Pierre Paris que encontró restos de un templo períptero de principios del siglo V a.C. de estilo dórico de 6 x 13 columnas. Estaba construido en caliza con una orientación N – S y sobre un krepídoma con dimensiones en el estilóbato de 27,5 x 11,5 m y una altura de columnas de 4,40 m. Εn la antigüedad era lugar de culto de los locrios. Quizás, la diosa tomó su nombre del casco que llevaba. De acuerdo con la tradición, el templo se construyó inmediatamente después del diluvio de Deucalión. El primitivo templo se destruyó por el fuego durante la invasión persa del 480 a.C. y un nuevo templo se construyó en su lugar a mediados del siglo V a.C. Después de la victoria de Filipo II en Queronea el templo funcionó como archivo de la Liga Focidea. Durante el periodo helenístico el santuario adquirió gran importancia como lo demuestran la gran cantidad de figuritas de esta época que Paris encontró. Pero su momento de gloria lo alcanzó en el tercer cuarto del siglo II a.C. cuando los escultores atenienses Τιμοκλής y Τιμαρχίδης hijos de Πολυκλής construyeron la estatua de Atenea para el templo. Pausanias refiere que el templo era atendido únicamente por jovencitos hasta llegar a su adolescencia. En honor a Atenea Kranaia los antiguos habitantes de la ciudad habían acuñado moneda con la figura de la diosa con casco. Al oeste de la acrópolis se encontraba el ágora y los templos de Asclepio, Serapis e Isis, junto con una columna con relieves que representaba a Élatos. Nada de esto queda hoy en día. Las viviendas se encontraban al sur de la acrópolis, en el espacio que se extiende desde la base de la colina hasta la carretera que lleva a Leuta. A lo largo de esta carretera se desarrollaba la muralla que protegía a la ciudad por el sur. Según Pausanias, en la ciudad, además, había un teatro y un estadio.

La colección arqueológica de Elatea se expone en el bonito edificio tradicional de la antigua Escuela Pública de 1920 que se encuentra en el centro de la ciudad. La colección se expone en dos salas y contiene hallazgos de todas las épocas de la antigüedad de la región del valle del Kifisós beocio y de la antigua Fócide nororiental (actual región de Elatea). En el VESTÍBULO se exponen estelas funerarias y epigrafías ente las que destaca un trozo de una base de mármol del periodo helenístico epigrafiada procedente de Elatea. La SALA A contiene hallazgos prehistóricos. Entre ellos destacan: Figurita de un ídolo del periodo Neolítico. Vaso de cuatro pies de Elatea del periodo Neolítico. Vasija del protoheládico de Agía Marina. La SALA B está dedicada a la exposición de hallazgos que abarcan desde el periodo protogeométrico al romano, y provienen, principalmente, de los cementerios de la región. Destacan: Kotili corintio del periodo arcaico con representación de sirenas procedente de Avaí. Skifós de figuras negras del periodo clásico con representación de una lección de música procedente de Elatea. Pelike del periodo helenístico procedente de Avaí En el PATIO de la entrada pueden verse varios restos arquitectónicos.

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