“Y la Pitia hizo cesar a los cnidios la excavación del Istmo. Tan difícil es a un hombre forzar lo que han hecho los dioses.” (Pausanias. La Descripción de Grecia. Libro II, 1 ,5.)

En el primer enlace de la autopista, nada más pasar el canal, se toma dirección Corinto. Se entra en la ciudad de Corinto por la carretera principal y se toma una desviación a la derecha con dirección a Posidonia. En la misma desviación está indicado el yacimiento.

La antigua ciudad de Corinto controlaba las rutas terrestres entre el Norte de Grecia y el Peloponeso y también la navegación entre oriente y occidente, entre el golfo Sarónico y el golfo de Corinto, y viceversa. Los barcos que querían evitar la circunvalación del Peloponeso eran arrastrados en plataformas de madera con ruedas a través del δίολκος, de ολκός (arrastre), que era un camino pavimentado que se construyó a través del istmo a principios del siglo VI a.C. por Períandro, hijo de Kipselo y tirano de Corinto, y que se mantuvo en uso hasta el XII d.C. Períandro también tuvo en su mente la construcción del canal, pero no pudo llevarlo a cabo. El proyecto fue retomado por el rey macedonio Demetrio Poliorcetes en tiempos helenísticos y, en fechas posteriores, por los emperadores romanos Calígula y Adriano. Sólo Nerón empezó con las obras de construcción que se interrumpieron tras su muerte. El moderno canal (1882-85) sigue la ruta neroniana. El yacimiento La construcción del camino tuvo lugar a principios del siglo VI a.C. durante la tiranía de Períandro en Corinto. El extremo occidental se reconstruyó a principios del siglo IV a.C. y se utilizaba, principalmente, para el paso de pequeñas naves de guerra. El camino no era recto y excedía la longitud del istmo que es de 6 km. Ha salido a la luz su tramo occidental en una longitud de 255 m, en el lado del Peloponeso y de 204 m en el lado de Stereá Elada. Tenía una anchura de entre 3,4 y 6 m. Estaba construido con losas de caliza porosa sobre las que aún pueden verse las roderas de los carros separadas entre sí 1,5 m, lo que lleva a la conclusión de que sólo pequeños barcos podían ser trasladados. Tramos bien conservados del camino fueron sacados a la luz en el año 1956 por el arqueólogo N. Berdelí.

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